Toledo fue una ciudad que gobernó un imperio mucho antes de Madrid. Durante la época visigoda, fue la capital de Hispania. Más tarde, bajo dominio musulmán, floreció como un centro de conocimiento, comercio y tolerancia religiosa. Con la Reconquista cristiana, los Reyes Católicos la transformaron en una joya del Renacimiento español. Viajar a Toledo es una experiencia fantástica.
Y sin embargo, Toledo nunca perdió su alma plural. Al pasear por sus calles estrechas y sinuosas, se siente un diálogo entre civilizaciones. Iglesias góticas se alzan junto a antiguas sinagogas y antiguos minaretes, conviviendo en una armonía pocas veces vista en otros lugares.

El Alcázar de Toledo es un palacio situado en el punto más alto de esta ciudad maravillosa.
Viajar a Toledo es como viajar en el tiempo sin salir de España.
Toledo es una experiencia sensorial. El olor del mazapán recién horneado, el repique de las campanas de la Catedral Primada y el brillo dorado de las espadas artesanales crean una ciudad donde el presente no es más que la última capa de la historia. La vista desde el Mirador del Valle, especialmente al atardecer, es impresionante. El río Tajo rodea la ciudad como un abrazo protector, los muros de piedra brillan con una luz cálida y la majestuosa catedral se alza orgullosa a lo lejos. Todo invita a la reflexión.
Toledo es descubrir el alma cultural de España.
El apodo “Ciudad de las tres culturas” es mucho más que un eslogan turístico. Es una verdad grabada en cada fachada y en cada plaza. La Sinagoga de Santa María la Blanca, construida por musulmanes para judíos en territorio cristiano, es un símbolo vivo de la antigua tolerancia y el intercambio cultural.

Estatua de Miguel de Cervantes en Toledo. Autor de Don Quijote. Considerado por muchos como una de las figuras más importantes de la literatura española y universal.
Aunque Miguel de Cervantes no nació en Toledo, la ciudad guarda una estrecha relación con el autor de Don Quijote. Toledo fue una de las ciudades que marcaron su vida y obra, y hoy en día se le rinde homenaje con estatuas, calles y referencias culturais que celebran su legado como una de las figuras más importantes de la literatura española y universal.
Toledo también es sinónimo de El Greco para los amantes del arte. El pintor de origen griego que hizo de esta ciudad su hogar dejó obras maestras como El entierro del Conde de Orgaz, expuesta en la Iglesia de Santo Tomé, uno de los momentos imperdibles de cualquier visita.
Una ciudad que se queda contigo
Viajar a Toledo es mucho más que tachar un destino. Es sentir el peso y la belleza de la historia en un entorno impresionante. Es saborear cada paso como si formaras parte de algo eterno, de un legado. Por eso, quien la visita una vez, suele volver.